INVIERNO
Bronce - H 114 x 30 x 25 cm
Esta escultura fue asombrosa para mí. Comencé modelando el busto de arcilla en su totalidad y, por segunda vez, cavé la parte correcta para encontrar en la tierra músculos, huesos, aponeurosis que, por supuesto, no existían. Me recordó a mis estudios médicos o en el hospital Henri Mondor estuve muy a menudo en el Laboratorio de Anatomía para beneficiarme del increíble privilegio de diseccionar un ser humano.
INVIERNO
Bronce - H 114 x 30 x 25 cm
Esta escultura fue asombrosa para mí. Comencé modelando el busto de arcilla en su totalidad y, por segunda vez, cavé la parte correcta para encontrar en la tierra músculos, huesos, aponeurosis que, por supuesto, no existían. Me recordó a mis estudios médicos o en el hospital Henri Mondor estuve muy a menudo en el Laboratorio de Anatomía para beneficiarme del increíble privilegio de diseccionar un ser humano.
Esta escultura es una reflexión sobre la vida y la muerte a través de la simbología de las temporadas. La vida y la muerte pertenecen a un mismo ciclo y se recargan de uno en la otra. Es para eso que esta escultura es redonda.
A la izquierda está representado el principio de vida bajo la forma de una alegoría de la primavera, simbolizada principalmente por una abundancia de yemas de cerezos transformados en bronce. Este símbolo de yema será repetido muchas veces. En su vocabulario simbólico Michel Lévy utiliza la yema como símbolo de vida porque éste lleva en él la promesa de la flor y de la fruta que viene. A la derecha, el principio de muerto es representado por una alegoría del invierno materializado no por un cráneo humano pero por un cráneo de perro para decir que el miedo de la muerte está en nosotros algo muy primitivo. Por otra parte, simboliza el invierno bajo la forma de la serpiente porque la serpiente es un animal de sangre fría, la mayoría de las veces inmóvil pero perfectamente vivo como el invierno que, bajo su apariencia helada, prepara el renacimiento de la primavera. Usted ve que aunque la vida y la muerte están frente a frente, la vida ligeramente vuelve la cabeza porque a parte de algunos seres de excepciones, es insoportable mirar la muerte cara a cara. La vida y la muerte pertenecen por cierto a un mismo ciclo, pero Michel Lévy quiso poner una barrera muy aguda entre lo que es vivo y lo que es murió, haciendo este pico entre los dos. Este pico es muy particular porque lleva una cuerda anudada de un cierto modo.
Hay una equivalencia entre las cartas hebraicas y los números. El número de los nudos que constituye la cuerda (10-5-6-5) reproduce el nombre sagrado de Dios en hebreo. Era para Michel Lévy un modo de introducir la noción de Dios entre la vida y la muerte. Un último punto que lo preguntó mucho, es el tipo de azar que parece dirigir el destino, porque no se puede comprender por qué tal persona está viva y tal persona murió. Es para eso que puso a este personaje con este dado pensando en el hacia del poeta que dice: "un golpe de dado jamás abolirá el azar".